Buchanan AM – Junio 2016

Los niños valoran y aceptan mucho más las verduras cuando son ellos mismos quienes las cosechan. Estas técnicas pueden ser aprovechadas por las autoridades escolares y también pueden formar parte de las actividades de Responsabilidad Social Alimentaria.

A esta conclusión puede arribarse con la lectura de una interesante experiencia española. El colegio CEIP Rosa dels Vents, en Colonia de Sant Pere (Mallorca), ganó el primer premio de la categoría infantil “Huertos Escolares Ecológicos”, organizado por la Fundación Triodos y la Asociación Vida Sana, por sus talleres de cocina que utilizan verduras producidas por sus propios alumnos.

A través de estos talleres de cocina en los que incorporan alimentos de su propio huerto, el colegio mallorquín promueve una alimentación sana y equilibrada y además utiliza la actividad para trabajar muchos otros contenidos del currículo: lectura, escritura y lenguaje matemático.

Los talleres de cocina son un trabajo de aprendizaje para todos los sentidos. Un gratificante estímulo a toda la plataforma sensorial de los niños y una forma muy divertida de trabajar habilidades de motricidad fina con una gran recompensa para el paladar.

Desayunos saludables… y de huerto propio

Otro programa interesante para poner en marcha en los colegios es el Programa Perseo, en el que ya participa un colegio de Asturias, consiste en aplicar un conjunto de intervenciones sencillas en los centros escolares para promover hábitos de vida saludables, como los “Desayunos Saludables” directamente elaborados por los alumnos utilizando frutas y verduras de su propio huerto.

Como vemos, cada vez existen más opciones divertidas para acercar el huerto a los más pequeños y ayudarles a comer más sano, disfrutar de la verdura, fruta y demás alimentos que la naturaleza nos brinda.

Sería igualmente saludable que estas ideas se apliquen y multipliquen en muchas escuelas, donde algún vegetal seleccionado puede cultivarse incluso en macetas, seguirlo a lo largo de las semanas que tarde su crecimiento para finalmente consumirlo por los propios pequeños cultivadores dejando una enseñanza que perdurará por toda la vida.