Minué E* – mayo 2019
¿El cambio en la producción agrícola y agroindustrial trajo beneficios? ¿Cuáles han sido los efectos del monocultivo en las poblaciones?
Es claro que el monocultivo de soja cambió en la Argentina el modo de hacer agricultura, llevando a mayor tecnificación al modelo agro productor con elevados rindes.
Pero paradójicamente no se produjeron mejorías en la salud de la población y por el contrario se observa una polaridad marcada entre obesidad y desnutrición.
Este cambio en el modelo agroproductor puede haber modificado el medioambiente. Los cambios posibles en el suelo, no solo en la composición del mismo, sino también en la disminución de bosques puede haber conducido a una menor capacidad absortiva del mismo con mayor tendencia a inundaciones al corto plazo y desertización al largo plazo.
El modelo productivo, se reemplazó por cambios en técnicas productivas ganaderas, con animales de más rinde de producción, pero de menor calidad en sus carnes, resultado de crianza en feedlots, e igualmente la producción de alimentos se volcó hacia productos más procesados, a los que en gran parte se responsabiliza de cambios en la salud de la población con mayor incidencia de enfermedades metabólicas.
Las tareas de los dirigentes tendrán que centrarse en modelos redituables y ecológicamente sustentables. Entre ellas fomentar a cada familia donde sea posible la huerta propia y dar las herramientas sencillas para poder elaborar conservas (industria hogareña). Esta práctica acumula alimentos en épocas de abundancia para contar con ellos durante tiempos de escasez. Este aprendizaje (huerta e industrialización) se debería incluir ya en las primeras etapas del niño, desde las aéreas de educación. De esta forma aprenden a comer mejor, cuidan el suelo, disminuyendo posibles enfermedades crónicas no trasmisibles. El realizar cultivos y conservas caseras nos mantiene activos, de esta forma disminuiríamos el sedentarismo de los niños que su mayor actividad es estar frente a las pantallas.