Bruno F – febrero 2016

El BPA es una sustancia extensamente usada en todo tipo de plásticos, y a casi toda la población se le puede detectar BPA en su orina, mostrando que pasa fácilmente a los alimentos y bebidas. Se lo considera un «disruptor endocrino» por su capacidad de alterar los mecanismos hormonales y uno de los efectos más estudiados es cómo afecta la fertilidad.

Varios estudios en animales ya habían mostrado que el consumo de soja neutraliza esos efectos, pero se acaba de conocer el primer estudio en humanos que encontró los mismos resultados.

El equipo de la Facultad de Salud Pública de Harvard publicó su trabajo en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism http://press.endocrine.org/doi/pdf/10.1210/jc.2015-3473 y encontró que en mujeres que están en tratamiento por infertilidad, niveles elevados de BPA en orina reducen en un 50% el éxito del tratamiento si no consumen soja, mientras que las que consumen soja tienen los mismos resultados que las mujeres no contaminadas.

Los mecanismos detrás de estos resultados involucran el conocido efecto modulador de los receptores estrogénicos de las isoflavonas, un polifenol presente en todas las legumbres pero en mayor concentración en el poroto de soja.

Esta es una de las conclusiones extraídas del extenso estudio Environment and Reproductive Health (EARTH) que incluyó a 239 mujeres a lo largo de 5 años focalizado en el rol de los factores ambientales y la nutrición sobre la fertilidad. Los números fueron contundentes: entre las mujeres que tenían los valores más altos de BPA en orina, quienes no consumían soja necesitaron en promedio 6 inseminaciones para lograr un embarazo; quienes consumían soja solamente necesitaron 2 inseminaciones.

Sin embargo los autores se mostraron cautelosos en sus conclusiones. Como no es un estudio de intervención, no se puede establecer una cantidad a consumir, ni asegurar un resultado. Pero confirma que algunas sustancias del ambiente pueden alterar la fertilidad, y que ciertos alimentos podrían mitigar esos efectos.

¿Cuáles serían los mecanismos? Aunque no fue el objeto de este estudio, los autores señalan que el BPA puede actuar sobre los genes de la persona a través de cambios en la metilación del ADN, y que las isoflavonas podrían proteger al ADN de esos cambios. De confirmarse sería un excitante ejemplo de intervención Epigenética de un alimento.

Referencia:
Chavarro JE, Mínguez-Alarcón L, Chiu YH et al. for the EARTH Study Team. Soy Intake Modifies the Relation Between Urinary Bisphenol A Concentrations and Pregnancy Outcomes Among Women Undergoing Assisted Reproduction. J Clin Endocrinol Metab. Published online January 27, 2016. doi: 10.1210/jc.2015-3473

Abstract disponible en: Haga Clck Aquí