Ridner E – may 2017
El seguimiento a largo plazo de un gran número de personas que redujeron notablemente su consumo de sal no mostró un descenso de la presión arterial, cuestionando una vez más las guías de alimentación de casi todos los países
Un nuevo estudio que siguió a más de 2.600 hombres y mujeres durante 16 años encontró que consumir menos sodio no estaba asociado con la presión arterial más baja. Esto se suma a la creciente evidencia que las recomendaciones actuales para limitar la ingesta de sodio pueden estar equivocadas.
Un equipo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston dirigido por la doctora Lynn L. Moore, siguió a un numeroso grupo de la cohorte de Framingham, base de las recomendaciones sobre prevención cardiovascular, analizando a lo largo de 16 años la presión arterial sistólica de acuerdo con la ingesta de sodio entre los individuos que no toman medicación. Los resultados fueron ajustados por sexo, edad, educación, estatura, peso, actividad física, cigarrillos por día y consumo de alcohol, y no encontraron que consumir menos sodio estuviera asociado con la presión arterial más baja. Ya hay varios precedentes con resultados parecidos, lo que pone en duda las recomendaciones sobre consumo de sal que forman parte de las guías de alimentación de casi todos los países.
Estas guías suelen recomendar limitar la ingesta de sodio a 2.300 miligramos al día para las personas sanas, equivalente a 6 gramos de sal, algo que pocas personas cumplen. Para el estudio, los investigadores siguieron 2.632 hombres y mujeres de 30 a 64 años de edad que formaban parte del Framingham Offspring Study. Los participantes tenían presión arterial normal al inicio del estudio. Sin embargo, durante los siguientes 16 años, los investigadores encontraron que los participantes del estudio que consumían menos de 2.500 miligramos de sodio al día tenían una presión arterial más alta que los participantes que consumían mayores cantidades de sodio.
Otros grandes estudios publicados en los últimos años ya habían encontrado lo que los investigadores llaman una relación en forma de J entre el sodio y el riesgo cardiovascular, es decir, las personas con dietas muy bajas en sodio tenían mayor riesgo de enfermedad cardíaca, bajando a medida que se acercaban al consumo habitual (entre 6 y 10 gramos de sal) volviendo a subir a partir de los 10 gramos.
Igual de interesante es que las personas que tenían una mayor ingesta de potasio, calcio y magnesio mostraron una presión arterial más baja a largo plazo. Los participantes con mayor ingesta combinada de sodio (3,717 miligramos por día en promedio) y potasio (3,211 miligramos por día en promedio) tuvieron la presión arterial más baja.
Este estudio al igual que los anteriores señala la importancia de una mayor ingesta de potasio para el manejo de la presión arterial y, probablemente, la salud cardiovascular en general. Tal vez llegó la hora de revisar las Guías Alimentarias.
La investigación fue presentada en Experimental Biology 2017, el encuentro anual de 6 sociedades científicas con el título «La dieta baja en sodio no está asociada con niveles más bajos de presión arterial en los adultos del estudio Framingham Offspring” y puede accederse en http://www.fasebj.org/content/31/1_Supplement/446.6.abstract?sid=830e7c4d-d68a-453c-b665-76a96bb7e48d