Horsinka SV – Octubre 2015
El lacto suero es la fracción de la leche, de cualquier especie, que no precipita por acción del cuajo durante el proceso de elaboración de queso. Constituye entre el 80 al 90% del volumen de la leche.
En Argentina se producen anualmente 450 mil toneladas de suero líquido. De este total, un 60% es desechado como afluente o es aprovechado para alimentación de animales. Debido a su alta carga orgánica, el lacto suero desechado como afluente es un contaminante con alto impacto ambiental.
Actualmente, gracias al trabajo conjunto entre el Instituto de Tecnología Agropecuaria (INTA) y el Instituto de Lactología Industrial, se vislumbra la posibilidad de usar en un futuro no muy lejano el lacto suero para el desarrollo de cultivos de bacterias probióticas.
Las bacterias probióticas son exigentes en metabolitos como aminoácidos, azúcares, minerales, etc., por lo que el lacto suero, gracias a su composición, sería un medio de cultivo para las mismas.
Se consideran los probióticos a los microorganismos capaces de ejercer un efecto benéfico sobre la salud de los humanos si son consumidos en forma frecuente y en cantidades adecuadas, por lo que su agregado a los alimentos convierte a estos últimos en «alimentos funcionales». En Argentina los cultivos probióticos fueron incorporados a productos lácteos en la década de los 90, pero hasta la actualidad dichos cultivos son producidos en el exterior.
Los potenciales beneficios de esta alternativa de uso del lacto suero serían:
• Disminución del volumen de efluente contaminante, aminorando el impacto ambiental y el impacto económico que implica para las empresas el correcto manejo de dichos efluentes.
• Utilización del lacto suero, por parte de las empresas lácteas, para generar su propia biomasa de bacterias probióticas.
• Incorporación de las bacterias probióticas a productos lácteos logrando alimentos funcionales, con un valor agregado de origen.
• Mayor disponibilidad de alimentos funcionales en cantidad y variedad para la población local, a un menor costo, con el consecuente impacto en salud que todo ello implicaría.
• Posibilidad de exportar biomasa de bacterias probíoticas y/o alimentos funcionales.
Más información puede accederse en: www.ecosuero.com.ar
«Nada se crea, nada se pierde, todo se transforma» – Antoine de Lavoisier
*Silvina Valeria Horsinka es Médica cursante de la carrera de Médicos Especialistas en Nutrición.