Caron E* – ene 2018
Los mitos sobre suplementos del complejo B son muchos, la publicidad frecuentemente engañosa pero su hubiera carencias reales las consecuencias pueden ser serias.
Si bien hace unos años el veganismo se leía como algo excéntrico y lejano, el cual hasta los vegetarianos criticaban y no llegaban a entender, a la fecha es un desafío para nutricionistas y deja mal parados a muchos médicos que suponen es un capricho y se niegan a suplementar a pacientes veganos.
A diferencia de lo que se cree, el veganismo no es una dieta de moda, ni una forma de vegetarianismo estricto. Es una corriente ideológica basada en el repudio absoluto al maltrato de las especies no humanas que habitan nuestro planeta, seres que al tener un sistema nervioso central se denominan como sintientes y cuyas vidas no tenemos derecho a tomar en nuestro beneficio. Por lo tanto, no solo implica no comer animales, también se sustenta en no usar nada de lo que la explotación y maltrato de seres sintientes genera, de ahí que los derivados de animales como leche y huevos e incluso la miel, están fuera de su dieta. Se extiende a vestimenta y cualquier producto de uso diario, cuya producción involucre experimentación o testeo en animales.
Aunque no es un culto, ni religión y no se cuestionan motivos económicos, la manera que utilizan para que tomemos conciencia, resulta chocante, pero efectiva. Se pueden ver en las redes imágenes, videos y acciones de activistas veganos que muestran la crueldad existente en la manera que se utiliza en cada país de matar animales para consumo y contrastan estas imágenes con tiernos cerditos que alguien tiene como mascota e incluso se cuestiona el por qué algunos animales si y otros no… Nos llaman especistas porque tenemos mascotas que tratamos como integrantes de la familia, a los cuales no explotaríamos y mucho menos mataríamos, aunque los nutrientes que podemos obtener sean similares. Colocan stands en supermercados donde simulan matar un cerdo en el momento, que nadie quiere llevarse y hasta se ha dado a degustar en la calle leche, que luego se les decía era de perro, mostrando la indignación que nos genera que se explote a un animal que consideramos mascota.
Si revisamos nuestro accionar, en eso estaríamos de acuerdo, ya que es cierto que culturalmente existen animales intocables y animales de consumo. Para ninguno de nosotros es lo mismo delfín que salmón, paloma que pollo, perro/gato que vaca y los ejemplos no terminan. Incluso estudiamos formas de matar para que la carne sea tierna.
Desde el estado, se trabaja en principio, en cuidar maduración y desarrollo del sistema nervioso y se prohíbe la alimentación vegana en menores de dos años. La puesta en práctica, es otro tema; los datos mundiales van desde una pareja condenada por la muerte de su bebe por desnutrición en el contexto de una dieta vegana, hasta múltiples proyectos de ley que prohíben el veganismo desde el nacimiento hasta los 16 años.
Sin hacer juicios de valor, creo que debemos informarnos, buscar maneras de prevenir las carencias, tratarlas e incluso detectar complicaciones, ya que los mitos sobre suplementos del complejo B son muchos, la publicidad engañosa y las consecuencias de las carencias son irreparables, dependiendo de la edad, tiempo de evolución y magnitud. Debemos separarnos de la creencia que esta forma de alimentarse es sana, ya que mas allá de las carencias, la falta de equilibrio en la dieta es importante, con una proporción exagerada de harinas, que tiene no solo consecuencias en el peso, sino también en la salud.
*Elizabeth Caron es Médica cursante de la Carrera de Médicos Especialistas en Nutrición