Laguarde N* – dic 2016.
Hablamos de enriquecimiento de alimentos, según el Código Alimentario Argentino (CAA), cuando los alimentos son adicionados con nutrientes esenciales por razones de Salud Pública.
Esto se hace, con el objeto de resolver deficiencias de la alimentación que podrían llevar a trastornos carenciales de una comunidad, y por lo tanto lo que caracteriza esta denominación de alimentos, es que están regulados por ley y el control recae en un organismo público. En Argentina uno de los claros ejemplos de este tipo de alimentos es el de la sal yodada.
La historia de la medicina da fe del largo camino que la Salud Pública tuvo que recorrer para que hoy pudiésemos ver los resultados. El inicio de esta intervención se basa en los múltiples casos de bocio endémico. En el año 1759 fueron observados los primeros casos de bocio que se describen en la literatura en el país, descriptas por el médico Cosme Bueno.
Mucho tiempo después en 1869 se realizo el primer Censo Nacional y este demostró que uno de los lugares con mayor prevalencia de bocio era la provincia de Mendoza. (27,2%) No obstante a partir de 1919 el departamento de Salud e higiene de nuestro país advirtió del crecimiento de esta patología y comenzaron estudios y encuestas en las provincias de Salta y Tucumán donde los resultados fueron alarmantes, por lo que se inicio profilaxis con Yodo que se cumplían con gran dificultad.
En las múltiples encuestas que a partir de allí se realizaron se observaba una gran asociación con aumento de Incidencia y nivel socio económico menor. Es interesante ver como los organismos públicos de la salud, a lo largo de los años iban incorporando medidas para disminuir dicha patología. Así se puede observar en la literatura el uso de chocolatines yodados en los escolares en la provincia de Mendoza, luego comprimidos de yodo de 1 mg semanal.
Es en 1954, cuando el Ministerio de Salud de la Nación redactó el proyecto de ley para yodación de la sal, pero no fue promulgado. Fue en 1958 donde finalmente se creó la Comisión Nacional de lucha contra el Bocio Endémico, integrada entre otros por el Dr. Bernardo Houssay. Y a partir de 1963 en Salta se hace obligatoria la comercialización de sal yodada.
Para llegar a este punto se necesitó un exhaustivo estudio de las fuentes de Yodo, entre ellas las ambientales, para poder comprender la carencia del mismo. Fue esencial el aporte del trabajo de múltiples investigadores, principalmente observando la presencia en más o menos del yodo en el agua que consumían dichas regiones. Es en el artículo 1272 del CAA donde ese establece la obligatoriedad de enriquecer la sal con yodo.
Otro ejemplo de Alimentos Enriquecidos es la harina de trigo con hierro, vitaminas B1, B6, B12, y acido fólico que intenta mejorar la alta prevalencia de anemia en Argentina; sabiendo que la harina de trigo es la fuente principal de las calorías de la población, y que estos se comportan como buenos carriers de micronutrientes agregados, se convierten en una excelente opción.
Este breve repaso por la historia de nuestra Salud Pública nos hace reflexionar en que importante es el estudio bio-psico sociocultural y geo económico. Mucha información puede provenir de estudios observacionales, censos poblacionales que en menor o mayor medida a lo largo de la historia fueron los que nos aportaron herramientas para poner en marcha resoluciones que llevaran a cabo nada más y nada menos que la disminución de la prevalencia de enfermedades endémicas.
En lo personal descubro cada día en este camino que estoy iniciando en la Nutrición, el valor de la alimentación sobre nuestra salud. Lo importante que es el avance de la tecnología y la Industria como herramientas favorecedoras de la prevención y fundamentalmente el mal manejo de recursos económicos que aun a la fecha tenemos como país.
Tenemos que ayudar desde nuestro pequeño lugar de trabajo a fortalecer la prevención en sus diferentes niveles, primaria secundaria o terciaria, así como alentar al cambio de estilo de vida. Y dedicar mayor parte del presupuesto de salud con este objetivo, porque creo fehacientemente que en la prevención el verdadero crecimiento formativo de todos los profesionales de la salud
*Natalia Laguarde es Médica cursante de la Carrera de Médicos Especialistas en Nutrición