Ridner E – Junio 2016
Un mayor consumo de alimentos que se encuentran en la dieta mediterránea puede ser más importante para la prevención de enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares que evitar alimentos procesados supuestamente “’no saludables”, según un nuevo estudio publicado en el European Heart Journal.
En un gran número de pacientes con enfermedad coronaria estable geográficamente diverso y de alto riesgo, una dieta que contiene más grupos de alimentos incluidos en la dieta mediterránea se asoció con un menor riesgo de eventos cardiovasculares adversos y muerte por todas las causas.
Por el contrario, un alto consumo de alimentos que se creen que son menos saludables y típicos de las dietas occidentales no se asoció con eventos adversos cardiovasculares.
Estudios previos ya han encontrado una relación entre la dieta mediterránea, que se caracteriza por una alta proporción de frutas, verduras, legumbres, granos integrales y pescado, poco alcohol y poca carne, con la reducción de la incidencia de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
Sin embargo, este estudio global, en el que más de 15.000 personas de 39 países participaron, fue uno de los primeros grandes estudios internacionales para evaluar la relación entre los hábitos alimentarios y la salud en pacientes con enfermedad coronaria estable.
Sorprendentemente, los investigadores también encontraron que un mayor consumo de alimentos que suelen considerarse menos saludables y más típicos de las dietas occidentales no se asoció con un aumento de los ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
No hubo asociación entre el consumo de granos refinados, dulces, postres azucarados, bebidas y alimentos fritos y los eventos cardiovasculares adversos. Los autores piensan que es probable que exista un efecto protector de la salud de los alimentos característicos de la dieta mediterránea que superen los hipotéticos efectos de estos alimentos refinados.
Detalles del estudio
Un total de 15.482 personas con enfermedad arterial coronaria estable y una edad media de 67 años, completaron cuestionarios de estilo de vida cuando se unieron al ensayo de una nueva droga llamada darapladip que reduce el riesgo de ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares y muertes.
Dependiendo de sus respuestas, se les dio una puntuación mayor a quienes se acercaban a la dieta mediterránea respecto de la dieta occidental. Después de 3,7 años de seguimiento, algún evento cardíaco mayor (ataque al corazón, accidente cerebrovascular o la muerte) se había producido en un total de 1.588 (10,1%) de los participantes en el estudio, pero fue significativamente más bajo para las puntuaciones que correspondían a la dieta mediterránea y resultó independiente de los hábitos alimentarios occidentales.
Un cambio en el enfoque
Las guías de práctica clínica de la Sociedad Europea de Cardiología recomiendan consumo frecuente de frutas, verduras, pescado y otros alimentos integrales, junto con las restricciones a la de sodio, grasas, azúcar, grasas saturadas y carbohidratos refinados. A la luz de estos hallazgos más recientes, los investigadores sugirieron que las pautas dietéticas para la prevención de la enfermedad coronaria deberían centrarse más en el fomento de un mayor consumo de alimentos «sanos», tal vez más fácil de lograr, que el abandono de alimentos que en muchos países son percibidos como parte de su cultura tradicional – algo que seguramente va a encontrar dificultades para ser considerado por los profesionales de la salud.