Stamato M* – marzo 2016
La obesidad es uno de los temas centrales en la salud del siglo XXI, y el consumo de hidratos de carbono es frecuentemente mencionado como el responsable de esta epidemia al igual que sus consecuencias: enfermedad cardio vascular y diabetes.
La prevalencia de obesidad en los países en desarrollo ha alcanzado dimensiones epidémicas y continúa en aumento. Aunque existe una relación entre la ingesta de grasas y la ganancia de peso; el papel de los carbohidratos, especialmente los refinados, es igualmente importante en el desarrollo de obesidad y enfermedades cardiovasculares. En última instancia las calorías van a venir de alguno de los nutrientes. Este debate entre los que apoyan a las grasas en detrimento de los hidratos y viceversa es de larga data, y probablemente seguirá por mucho tiempo.
Para comenzar, podemos afirmar que los términos «alimentación hipercalórica», «obesidad» y «enfermedades cardiovasculares» se encuentran íntimamente relacionados. Como análisis general de la situación actual, los números en Argentina muestran que la distribución porcentual de mortalidad debido a enfermedades cardiovasculares es del 22,8% en personas entre 15 y 64 años, mientras que en personas mayores de 65 años es del 33,5%. Por otra parte, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en el año 2013, la prevalencia era del 37% para sobrepeso y del 21 % para obesidad.
Esto da la pauta de la importancia que cobra hoy en día tanto la alimentación saludable como la actividad física. Asimismo pone en manifiesto la falta de respuesta de la población acerca de las consecuencias que el sobrepeso trae para la salud.
Considerando la complejidad del tema y la clara dificultad para transmitir conceptos útiles a la sociedad, sería importante la realización de campañas de difusión para anclar mensajes útiles partiendo de las buenas prácticas nutricionales: reducción de las porciones y balance de sus componentes.
*Mariana Stamato es Médica cursante de la carrera de Médicos Especialistas en Nutrición