A.M. Buchanan – Abr 2015
Es notoria la escasa atención brindada por las autoridades educativas a la formación nutricional de los niños. Una situación histórica que parece haber subestimado la oportunidad de inculcar tempranamente hábitos saludables de alimentación, siendo la primera infancia uno de los momentos más oportunos de la vida cuando todavía se puede ejercer una importante influencia sobre los gustos y las costumbres.
Hay ejemplos de los beneficios de incluir la educación alimentaria en los programas de las escuelas de modo regular en varios países. Donde esos planes no existen o son insuficientes, algunas iniciativas de empresas comprometidas con acciones de responsabilidad social han comenzado a llenar este espacio y las experiencias que existen, aunque escasas, son por demás interesantes.
Mondelez apoya iniciativas para educar a los consumidores sobre las ventajas de una buena nutrición y la actividad física, incluido el programa ‘Recreo Delicioso’, cuyo objetivo es promover una dieta saludable y juegos activos para niños en edad escolar. Esta campaña que apunta a niños en edad escolar inculcando la importancia de una correcta alimentación y la necesidad de realizar actividad física, desde sus comienzos en 2008 alcanzó a más de 3000 niños de entre 9 y 10 años y se implementó en 30 escuelas de GBA.
Desde sus comienzos, Fundación Danone, junto a diferentes organizaciones sociales, trabaja por la educación alimentaria, e informa que cerró el 2014 con un gran crecimiento y una nueva misión a largo plazo: Educación en hábitos de alimentación. Con el programa Nutrición al Cuadrado, a lo largo de ese año ha alcanzado a más de 2.200 chicos con 87 actividades en escuelas y ha distribuido numerosos kits de educación en nutrición en escuelas de diferentes puntos del país gracias a la alianza realizada con el Tren-Hospital Alma.
La Fundación PepsiCo desarrolla desde 2006 programas de Educación, Salud y Bienestar. Entre sus líneas programáticas figura el Programa ActivaRSE que está dirigido a escuelas que trabajan con poblaciones estudiantiles en condiciones de vulnerabilidad social, enfocado en alumnos de 6 a 9 años y sus familias, brindando educación en nutrición, concientización de la importancia de realizar actividad física y establecer hábitos saludables.
Molinos Río de la Plata desarrolla el Programa «Comer Rico, Comer Sano», una propuesta de educación alimentaria y orientación educacional para las escuelas y comedores de bajos recursos económicos. El programa tiene como objetivo fomentar la alimentación saludable entre alumnos, padres y docentes, a partir de manuales auto-administrados, materiales gráficos y audiovisuales. Al finalizar cada edición, los estudiantes participan de un concurso para el cual envían una receta que refleje los contenidos aprendidos. En la última edición, participaron 5.600 alumnos de 84 escuelas.
Estos son algunos ejemplos de actividades empresariales destinadas a transmitir conocimientos a niños, en lo posible integrando a sus padres y educadores, en el desarrollo de una alimentación saludable. Una forma de contribuir a su formación en uno de los aspectos que los acompañará en toda su vida. Aunque son relativamente pocos, muestran ingenio y dedicación para emplear técnicas modernas y eficientes que puedan dejar una impresión significativa en el poco tiempo disponible para estar en contacto con los chicos. En la aplicación de conceptos pedagógicos innovadores la iniciativa privada puede ser más flexible que cualquier plan oficial, lo que constituye otro aporte en términos de experiencias educativas que luego puedan ser aprovechadas en forma masiva.
Las iniciativas son interesantes pero al mismo tiempo muestran la necesidad de multiplicar este trabajo para que alcance a una parte significativa de la población.