Ridner E – marzo 2016

El Informe Científico de la Comisión Consultiva que actualizó en 2015 las Guías Alimentarias para la población se basó, como todos los anteriores, en los datos que los voluntarios escribieron en un clásico formulario conocido como Recordatorio de Alimentos (RA). Con leves variaciones este método es usado en todo el mundo.

De estos datos surgen, por análisis estadístico, lo que es «normal» y lo que es «habitual», y su relación con la composición de los alimentos. La base de datos (NHANES) es una de las más usadas en el mundo para relacionar alimentos y salud. Si esta información no es correcta, las conclusiones tampoco lo serán y pueden conducir a recomendaciones erróneas. Esto es lo que afirman Edward Archer y su equipo de la Universidad de Alabama. El artículo completo puede verse en http://www.mayoclinicproceedings.org/article/S0025-6196(15)00319-5/pdf

Los autores van más allá: alertan que estos métodos no cumplen con ninguno de los principios que definen a un dato como científico y por lo tanto lo llaman «pseudociencia». Considerando que muchísimas conclusiones, tales como los efectos de cualquier nutriente o ingrediente de los alimentos, se ha basado en este tipo de método, si los autores están en lo cierto significa que gran parte de lo que hoy hablamos sobre alimentos y salud podría estar equivocado.

El método en cuestión es muy conocido por todos: a través de formularios del RA, con o sin entrevistas de explicación, se pide a los entrevistados que detallen lo que comieron recientemente. Lo más usado es el recordatorio de 24 horas, ya que desde siempre hemos aceptado que a partir del último día cada vez hay más dificultad para recordar lo ingerido.

El artículo profundiza al detallar pruebas de que los datos del RA tienen poca relación con la energía real y el consumo de nutrientes. Afirman que la fe ciega en la validez y el valor de estas encuestas ha llevado a desperdiciar recursos y constituye un impedimento para el progreso en la investigación de la obesidad y la nutrición.

Basa su razonamiento en 4 puntos. En primer lugar, la suposición de que la memoria humana puede proporcionar reproducciones exactas o precisas del comportamiento alimentario del pasado es discutible. En segundo lugar, los RA usan técnicas que tienden a inducir las respuestas – el intento de mostrar ilustraciones o alternativas de respuestas puede ser noble pero condiciona el recuerdo espontáneo. En tercer lugar, los recuerdos son subjetivos, ya que no se pueden verificar por un observador independiente. En cuarto lugar, el hecho de no medir objetivamente la actividad física hace inferencias sobre las relaciones dieta-salud que no son comprobables.

Considerando estas características el largo artículo con muchas referencias arriba a la conclusión que estos métodos no son científicos y por lo tanto inadmisibles en la investigación científica.

Los mismos editores de la revista, en un editorial simultáneo, informan que no comparten todas las conclusiones del autor inaugurando un saludable debate sobre la forma de realizar investigaciones epidemiológicas de nutrición

Casi todas las afirmaciones usadas para elaborar recomendaciones generales, tales como las guías de alimentación nacionales, o beneficios específicos de un alimento, que guían a la industria para su elaboración y al consumidor para su elección, se basan en algún estudio epidemiológico. Los estudios más grandes suelen usar Recordatorios de Alimentos en variados modelos y formatos, por lo que las implicancias de este cuestionamiento son amplias y podrían abarcar mucho más que las guías americanas.